viernes, 11 de julio de 2008

Creo que he visto la Holgura

Éstos, evidentemente no son treinta croquis. Son sólo líneas de desahogo, una tarea no cumplida, pero si pensada. No intento justificar el no cumplimiento, intento, por sanidad mental, distraerme de una situación que, a pesar de llevar ocho meses de duración, ha decantado en un punto crítico quetiene a mi hogar apesadumbrado, trasnochado, visitado, solidarizado, asfixiado, oxigenado, medicamentado, ahogado, desahogado, fatalista y lleno derecuerdos, registros, memorias, palabras, enseñanzas que nos tienen, como familia, sumidos en un círculo vicioso difícil de abandonar. La máquina, el vagón se nos va, y nos estamos quedando en la estación de los lamentos.
Intentamos retomar el ritmo de vida aún en vigilia, en espera de un desenlace inminente, advertido pero no asumido. Las salidas del núcleo familiar se hacen mínimas, esporádicas, aceleradas sólo para conseguir medicamentosinconseguibles, acelerar trámites de isapres, o para hacerle creer al psiquiatra que se está bien, o para asistir a una que otra clase. Dentro de ese marco nacen (o se retoman) las actividades paralelas, las obligaciones,las tareas. Todo esto lo digo sólo para explicar (no justificar) el por qué decidí hacer esta tarea (o no tarea) en base a la memoria, el recuerdo, la casi descripción y la prosa, por lo tanto, la antítesis a lo que se pidió (sa-lir a buscar, observar y croquear), aunque creo, osadamente y pretenciosa-mente, que algo de observación puede salir de esto.

Hecha la salvedad, procedo a contar lo que he pensado en estos días con respecto a la holgura, y dónde creo que la he visto.

En la comuna de Cerro Navia, precisamente en el barrio de Carrascal, se produce una situación de barrio muy cohesionado, reforzado por múltiples juntas vecinales, centros de juventud, juegos infantiles y recintos deporti-vos,todo hecho por los mismos vecinos y por iniciativa propia. Junto con estos lugares de generación espontánea, los vecinos trasladan esa familiari-dad con elespacio comunitario, público, a su propia vivienda, por lo que no resulta extraño encontrarse en la calle con prolongaciones de la viviendahacia el exterior, hacia las veredas, de las más diversas formas. Sillones, sofás, sillas, todo el amoblado del living en el exterior, banquetas autoso-portantes o que se afirman y apoyan en árboles, toldos que nacen en la fachada de la casa y terminan también en árboles o en cuartones con vien-tos de pitilla, mallas sombreadoras de kiwi también con pitilla, artefactos reciclados que pasan a ser amoblado público, como neumáticos, cajas de ma-dera, trozos de demoliciones y piedras, que conforman espacios en el exte- rior de la casa tan íntimos como si estuvieran en el interior (uno se siente incómodo si pasa por entre medio de su living). Lo distinto es que la familia no es sólo la que habita su casa y su prolongación, la familia es la gente del barrio, esa que ha hecho lo mismo en su casa, y que no se siente incómo-da de mostrarle su "intimidad" a sus vecinos, ni de tener un espacio común que pertenece a todos. El espacio de la casa no fue capaz de contener la vida y la fuerza de los habitantes.
En los lugares donde se instalan las ferias libres, a alguien se le ocurrió limitar el ancho, la extensión lineal de cada puesto, dándo casi arbitraria-mente por lo general tres metros de separación entre cada línea divisoria, pintada en el suelo con un chillón tono amarillo, y casi siempre acompañadode un numerito identificatorio del local. Genial idea, todos los locales son de tres metros de ancho (en algunas ferias puede ser más, o un local pue-de ocupar dos módulos), pero ahí empieza el problema de pensar linealmente, ni siquiera en dos dimensiones, en un plano, no, sólo una línea que deja la libertad absoluta en la tridimensionalidad. El personaje que pensó también en una feria ordenada, compartimentada, pareja, de modulaciones respeta- das, se encuentra con puestos que se desbordan al supuesto camino de cir- culación con productos, mercadería, cosas para ser vistas, tocadas y olidaspara tentar al paseante. Mayor sorpresa ocurre al encontrarse con loca- les que, literalmente, habitan la vertical, con colgajos, pertrechos, carte-les, colores, imágenes, muebles, productos y toldos, que impresionan al pro-bable comprante. Los tres metros lineales no son un obstáculo para el desborde (hacia adelante y hacia arriba)

El ejemplo más interesante y clarificador, para mi al menos, está ubicado en la comuna de Pedro Aguirre Cerda. En un entorno de humildes viviendas de planta simple, un piso y dos aguas de poca pendiente, un habitante se vioen la obligación de crecer hacia algún lado, ampliar su pequeño hogar que se hizo pequeño. Tomó la decisión de crecer hacia arriba, construir una am-pliación en segundo piso, también a dos aguas, pero con una muy pronunciadapendiente (una casa en "a" en el segundo piso), con un ventanal hasta el pi-so (o hasta el techo de la construcción original). Por alguna razón, al ti-po no le bastó la ampliación, abrió la ventana de su nuevo segundo piso, se emocionó, se consiguió un asiento trasero de una camioneta Luv doble cabi- na y lo instaló en el techo de la construcción original, y desde ese momen-to pasa horas sentado mirando el horizonte, la gente que pasa, los actos que lo rodean, el paisaje lejano, todo en casi 360 grados (su propia am- pliación le tapa parcialmente la vista). Este ejemplo me esclarece algunas cosas, como que la holgura no es sólo un problema de metros cuadrados, o metros cúbicos. La holgura está en ese más (plus) que busca la gente, que puede estar en lo que se ve, en el paisaje, en las vistas en lo que se perci-be, en lo que se persigue, en lo que se sueña, que siempre es más que lo quese tiene.También puede estar en los truquillos, los artilujios que se inven-tan para solucionar problemas de espacio (el metro cuadrado o cúbico), en los colores que se ocupan para agrandar la sensación de un espacio, las pinturas que engañan al ojo y la mente, haciéndoles creer que un espacio es más grande, efectos visuales de percepción que transforman en mentira al espacio, pero no es lo que ando buscando.

Creo que sé lo que es la holgura, pero aún no se cómo aislarla para apro- vecharme de ella para algún futuro proyecto, creo que recién la he visto, o he visto casos de ella, pero no creo poder generalizar sobre ella ni lle- gar a lanzar una frase del calibre de "si hago esto, se logra la holgura", aunque creo que siempre, lo que se puede lograr es una parte de algo que siempre va a ser más, sobre todo en el caso de una palabra que sugiere tanto. lo que se proponga, siempre va a quedar chico, pero hay que hacerlo para que lo que se quiera sea más, progresivamente.


Curiosamente, dentro de todo lo que se vivie por estos días en mi casa (que se ha hecho demasiado poco holgada por la cantidad de personas que nos vi-sitan), algo que llegó como un regalo para mantener distraído a mi hermano de once años, me ha servido para mantenerme distraido pensando en la otra tarea que no voy a hacer. Se trata de un Hamster bebé (de un mes y me- dio), que venía (aquí empieza lo curioso) en una jaula de 20 por 30 centíme-tros de base, dos lados y tapa, y 20 por 20 centímetros en los otros dos costados. Otra cosa curiosa es que el hamster (Kane Guarein para sus ami-gos) tiene las dimensiones de un corazón, un puño o una piedra de ese tama-ño. La diferencia es que Kane Guarein se mueve más que una piedra, por lo que hasta ahí llega la analogía. De todas formas me he descubierto bus- cando la holgura al interior de su jaula. Mi hermano ha comprado cachiva-ches, merchandaising relativo a los roedores, y le ha llenado la jaula de artefactos que Kane Guarein poco entiende, léase balancín, tubo, cama, plato. Lo único que entiende como funciona es una ensordecedora rueda en la que corre toda la noche, y el plato que además de comer, lo ocupa para dormir. Hay veces en que, por tanto artefacto, prefiere golgarse de los barrotes (alambres) mirando hacia el exterior, añorando mayor holgura o una tentadora lechuga que descansa sobre la mesa.

Sé que no he hecho ninguna de las dos tareas, pero les quería contar que las he pensado y las he hecho parte de mi acontecer, es decir, no estoy en-simismado (o enmimismado) por lo que me está ocurriendo, y me ha servido mucho, gracias.


Juan Carlos Castillo Aravena
Tarea no hecha, Taller IV año 2000
Arquitectura Universidad ARCIS
Nota: Esto corresponde a una tarea en el Ramo de Taller del año 2000, a momentos en que el padre del autor estaba agonizando por un largo, fulminante y doloroso cáncer. Este trabajo le valió al autor la sugerencia de su profesora a que se dedique a la escritura, ya que no servía para la arquitectura.

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